Lamarea.com/Olivia Carballar
Ascensión Mendieta ha localizado los restos de su padre gracias a la acción emprendida en Argentina en la querella contra los crímenes del franquismo. Es un éxito y una esperanza para las miles de familias que continúan sin saber dónde están sus desaparecidos.
“Ascensión Mendieta lo ha conseguido con 91 años. Sí se puede, Felisa”
El 14 de junio de 2017 es el primer día oficial en 81 años dedicado a recordar y homenajear a las víctimas del franquismo en Andalucía.
Felisa González firma a las puertas del Ayuntamiento de Sevilla un papel en el que solicita información sobre la posible exhumación de los restos de las fosas del cementerio. En una de ellas probablemente esté enterrado como un perro su padre. “Esto es muy difícil”, dice casi con resignación a sus 80 años. Y en esas Paqui Maqueda, presidenta de la
Asociación Nuestra Memoria
, le cuenta la historia de
Ascensión Mendieta
. “¿Que ha encontrado a su padre?”, pregunta Felisa con sobresalto. “Sí, Felisa. Abrieron una fosa y no estaba. Y ahora han abierto una segunda y una de las personas localizadas era su padre. Ascensión lo ha conseguido con 91 años. Sí se puede, Felisa”, responde Paqui con la misma energía con la que va recogiendo solicitudes.
Hoy es
14 de junio de 2017
, el primer día oficial en 81 años dedicado a recordar y homenajear a las víctimas del franquismo en Andalucía. Es la fecha establecida en la recién creada
Ley de Memoria Histórica y Democrática
, que hace referencia a la primera exhumación que se hizo de manera pública en la comunidad, en el verano de 2003 en Lecrín (Granada). Agustín Góngora buscaba a su hermano, pero falleció sin encontrarlo. Supuestamente, la tumba está debajo de una autovía. Felisa no sabe qué ocurrió los 14 de junio de otros años. Un 14 de junio nació el Che Guevara. Otro 14 de junio murió Jorge Luis Borges. Sí sabe –dice– lo que ocurrió el 14 de abril. Paqui hace notar esta “rareza” en la elección de la fecha –hubiera preferido, por ejemplo, el 18 de julio– pero apenas pierde unos segundos en destacarlo. Aprovecha el día como cualquier otro para seguir reclamando la razón de ser del movimiento memorialista:
verdad, justicia y reparación
.
“Son historias de familias a las que un día se les rompió la vida”, señala Luna Martínez, que acompaña a su padre, Antonio, a la concentración. Él tenía cinco meses cuando mataron a su padre, el abuelo de Luna. Su caso, como el de tantos otros, lo está investigando la jueza argentina que instruye la causa contra el franquismo. “Estuvieron a punto también de fusilar a mi madre y a mis dos hermanos mayores”, prosigue Antonio. Ninguno de ellos fue al colegio. Ninguno de ellos sabía ni leer ni escribir. Él aprendió mientras trabajaba de botones en un bar en el que atendía “a los mismos que asesinaron” a su padre. Tenía seis años cuando empezó. “Mi padre no estaba afiliado a ningún partido. Era jornalero y defendía los derechos laborales”, explica. Supuestamente, también está enterrado en una fosa del cementerio de Sevilla.
La Ley de Memoria incluye la creación de un protocolo para dignificar las fosas comunes en los cementerios, en algunos casos destruidas por la desidia o por negligencia de las autoridades. Según las exhaustivas investigaciones del historiador Pepe Díaz Arriaza, en el de Sevilla hay ocho. Este 14 de junio, las fotos de 40 víctimas presiden la fachada del consistorio, colocadas una a una por los familiares. Una pancarta indica que son más de 4.500 las personas fusiladas. Según el Ayuntamiento, está pendiente de licitación el contrato para la señalización. “Sinvergüenzas, vividores”, grita una mujer que pasa de largo sin mirar a la cara a las personas allí reunidas. Paqui continúa recogiendo solicitudes.