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Hace casi ocho décadas, 795 presos republicanos huían del Fuerte de San Cristóbal, la prisión más segura del norte del país, 211 fallecieron en el intento
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22 de mayo de 1938. Fuerte de San Cristóbal (Navarra). 795 presos republicanos protagonizan la mayor fuga penitenciaria de la historia de España. Tan solo tres consiguieron cruzar la frontera y llegar a Francia. En cambio, 211 fallecieron en el intento. Ahora, casi ochenta años después, las autoridades navarras han encontrado una fosa común de los presos que cayeron en la evasión. Esta misma semana comenzarán los trabajos de exhumación.
El número de personas cuyos restos se encuentran en la fosa aún no ha podido ser determinado. Los trabajos de localización llevados a cabo por la Sociedad de Ciencias Aranzadi comenzaron este lunes gracias a las indicaciones de un testigo que aún era un niño cuando tuvieron lugar los hechos.
Por ello, el Gobierno foral ha subrayado la importancia de que testigos, como el que ayudó a hallar este enterramiento, notifiquen sus testimonios con el fin de proporcionar la
información necesaria para descubrir nuevas fosas
y, así, dar respuesta a las reclamaciones de verdad y reparación de los allegados de víctimas de la represión de 1936.
fuerte de San Cristobal / EFE
De los 2.500 presos 795 huyeron ese día de la prisión.
La fosa en la que se encuentran los restos de los presos asesinados tras la huida en 1938, ha sido hallada en el Concejo de Burutain. La fuga de la antigua prisión, situada en el monte de Ezkaba (Pamplona) a pesar de haber sido organizada solo por unos pocos de los prisioneros fue una de las mayores evasiones europeas.
De los 2.500 presos 795 huyeron ese día de la prisión.
Muchos pensaron que la guerra había terminado
y se dirigieron directamente a la estación de Pamplona, donde fueron inmediatamente detenidos, para volver a sus casas.
Más de 200 hombres fueron tiroteados durante la persecución y 14 fueron condenados a muerte. Sólo
tres consiguieron viajar los casi 50 kilómetros que les alejaban de Francia
y recuperar la libertad, según consta en el Cuaderno de Registro de 795 fugados que realizó un funcionario de la prisión.
Los presos que llegaron a Francia admitieron, años más tarde, que
no estaban suficientemente preparados
para la fuga, pero que el hambre y las malas condiciones en la prisión los empujó a huir. El director de prisión y el administrador fueron juzgados por vender de contrabando la comida en lugar de alimentar a los internos.
El antiguo centro penitenciario a 15 kilómetros de Pamplona permanece cerrado al público aunque esporádicamente hayan sido autorizadas visitas de asociaciones de víctimas del franquismo. Desde 2001, la fortaleza militar está reconocida como bien de interés cultural.