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Con pesar y tristeza escribimos las líneas siguientes, ya que el domingo 29 de noviembre de 2020 falleció nuestro compañero y amigo Marcelino Espina Llaneza, a la edad de 88 años, una situación que no por menos esperada si que nos sume en el dolor de quienes le tratamos y contamos con su amistad.
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Más de media vida enrolado primero en la CNT y luego en la CGT. Militante siempre dispuesto y comprometido representa a esa generación de hombres y mujeres que pusieron en pie la anarcosindical tras el franquismo y que vivió el duro proceso de ruptura de la misma. Nos deja un gran vacío.
Nacido en la localidad mierense de Sueros (Asturias) el 18/6/1932 en el seno de una familia numerosa. Era el antepenúltimo de siete hermanos. Su infancia y adolescencia transcurre en una época difícil como es la guerra civil y la posguerra a lo que se une la temprana muerte de su madre. Diversos cambios de domicilio (Ablaña y Mieres) y los hermanos repartidos en casas de varios familiares para poder sacarlos adelante en estas circunstancias tan complicadas..
Así hasta que con 13 años y por mediación de un familiar suyo que era sacerdote ingresa en la Escolanía de Covadonga. Aquí iniciará sus estudios eclesiásticos y de canto (una de sus aficiones) terminando su formación en el seminario de Oviedo y ordenándose sacerdote. Su primer destino fue un pequeño pueblo del Concejo de Villaviciosa. Luego vendrían otros: Turón, Gijón, Teverga… Precisamente es en Gijón, donde compagina su labor en la parroquia junto con las clases que da en la Escuela de Comercio y donde empieza a despertar su conciencia social y se integra con los llamados “curas obreros” (1) . Expresión que al propio Marcelino no le gustaba, pues como él decía “ni éramos curas del todo ni obreros del todo”. También su contacto con personas de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) fueron conformando una conciencia social crítica hacia la institución a la que pertenecía. Lo cierto es que esa reflexión le lleva a sembrar dudas sobre su vocación sacerdotal y su pertenencia a la iglesia católica. Así pues con el inicio de los 70 se seculariza y manda una carta de renuncia de su condición de sacerdote al obispo de Asturias y al Vaticano. Ha dejado de ser Don Marcelino para ser simplemente Marce como le llamaban sus más allegados.
Empieza un nuevo rumbo a su vida. Lo primero fue buscar trabajo y es que desarrolló varias profesiones a lo largo de su periplo laboral desde repartidor hasta vendedor de seguros y operador de grúa que es donde más tiempo estuvo empleado.
También quiso canalizar su compromiso primero a través de C.R.A.S. (Comunas Revolucionarias de Acción Socialista) organización creada por el profesor universitario gijonés José Luis García Rúa, a quien Marcelino había conocido en la década de los 60 y del que pensaba que era “de esos revolucionarios anarquistas demasiado alejados de la realidad”. (2)
CRAS que pretendía ser un puente entre marxismo y anarquismo y lugar de debate y discusión coincidirá en su grupo con gente como Eduardo Prieto que será secretario general de la CNT y de la CGT asturiana, Ángeles Urquía, Juanín y otros compañeros con los que compartirá militancia cenetista.
CRAS se disolverá y parte de sus integrantes, entre ellos Marce, serán junto con estudiantes, obreros y algún veterano libertario como el felguerino Aquilino del Moral los que pondrán en marcha a la CNT asturiana.
En diciembre de 1976 en un pleno provincial de sindicatos saldrá elegido el nuevo Secretariado con Eduardo Prieto Marcos como Secretario Regional y Marcelino Espina como tesorero (3).
Son años de ilusión y de crecimiento en cuanto a la afiliación y a la creación de nuevos sindicatos y federaciones locales. Marcelino se integrará en el sindicato de construcción de la Federación Local de Gijón, la más numerosa de la Regional Astur-Leonesa.
En el año 1977 Marcelino asiste al mitin de San Sebastián de los Reyes (27 de marzo). Una experiencia que le hizo albergar esperanzas de que la CNT podría volver a ser aquel sindicato tan potente y revolucionario de la década de los 30.
No obstante, a pesar de este crecimiento ilusionante, los problema internos de la CNT y la elección de la estrategia sindical a seguir desembocaría en un V Congreso (diciembre de 1979) del que salió una ruptura que se fue consumando a lo largo de 1980. La CNT astur-leonesa no fue ajena a este proceso y Marcelino era de los partidarios de participar en las elecciones sindicales, no como un fin en sí mismo sino como una estrategia para que el sindicato no se automarginase.
Para Marce fue un momento doloroso esta deriva interna del sindicato. Sobre todo en el plano humano, pues se produjeron muchos abandonos de compañeros de luchas, rupturas de amistades con gente con la que compartió militancia desde los tiempos de CRAS y un enfrentamiento interno que desgarró a la central anarcosindicalista y que se dividió en dos organizaciones: la CNT-AIT y la CNT-Congreso de Valencia. En esta última se integra Marcelino y será uno de los creadores del sindicato de Oficios Varios de Gijón de CNT-CV. Años difíciles y de desencanto que llevó a que parte de la afiliación abandonase ante los enfrentamiento internos con los sectores de la AIT.
Por motivos laborales tuvo que dejar Asturias, teniendo que ir a trabajar al sur, concretamente a Andalucía. A su vuelta se encontró con otro de los momentos también más amargos. Era el año 1989 y tras la sentencia del Tribunal Supremo la CNT-CV perdía su derecho a usar las siglas a favor del sector CNT-AIT. Según palabras de Marcelino “aquella asamblea en la que se nos comunicaba lo del cambio de siglas y no poder reclamar el patrimonio histórico de la CNT me causó un gran desánimo”. Era empezar si no de nuevo sí con unas siglas nuevas: CGT.
En 1993 sale nuevamente elegido tesorero de la regional asturiana, cargo que desempeño de una manera eficiente durante varios años. También empiezan sus problemas de salud que con el tiempo le terminan ocasionando una invalidez y a jubilarse.
El 2004 es un año complicado pues los problemas internos dentro de la regional asturiana le genera preocupación y desilusión. Deja su militancia en Gijón y se afilia en el Sindicato de Oficios Varios de Oviedo en marzo de 2005. Su compromiso no cesa, acudiendo a todos aquellos actos convocados, manifestaciones, repartiendo propaganda, pegando carteles, abriendo el local, acudiendo a las asambleas, representando a este sindicato en la Conferencia Sindical de Bilbao de 2008 y en el XVI Congreso Confederal celebrado en Málaga, etc.
Basta como anécdota de su manera ser que en una concentración ante el Ayuntamiento de Oviedo por el despido de un trabajador afiliado, los presentes fueron identificados por la policía local. Cuando llegaron a Marcelino se negó y ante la amenaza de que se lo llevarían a la comisaría para proceder a su posterior identificación le pedimos que les enseñara el DNI para que no fuera detenido y accedió, pero antes muy educadamente le contestó al policía “me identifico porque me lo piden los compañeros no porque me lo pidan ustedes”.
Buen lector, con gran lucidez mental y crítico analista de la realidad estos últimos años los disfrutó junto con su compañera Mari quien le ha cuidado hasta el momento final. Ingresado en una residencia en la localidad de Ablaña falleció este domingo 29 en Oviedo en el Hospital Universitario Central de Oviedo. Incinerado, sus cenizas fueron esparcidas en su querido mar Cantábrico.
Se nos va una persona incansable y ejemplar que generó siempre un gran afecto entre todas las personas que le conocimos. También nuestro abrazo a la compañera Mari que ha estado con él estos últimos años.
Compañero Marce, no te olvidaremos.
Sindicato de Oficios Varios de Oviedo.