Miguel A. Fernández
Hoy se cumplen 70 años de la histórica huelga de tranvías en Barcelona. La subida de la tarifa hizo estallar la chispa de la primera movilización masiva contra el franquismo.
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A menudo el descontento social, aparentemente larvado, necesita solo de una mínima subida del pan o el transporte para estallar. Se ha visto en Chile. Y sucedió en Barcelona el 1 de marzo de 1951, con la primera movilización masiva contra el franquismo tras la guerra. Es el caso de la ‘huelga de tranvías’, boicot al medio de transporte más popular entre los trabajadores de la época. El malestar era previo, pero cuando la Compañía de Tranvías aumenta la tarifa unos céntimos prende la chispa:
En febrero ya comienzan a circular octavillas, reproducidas manualmente, que invitan a los ciudadanos a no utilizar ese medio: Y el 24 de ese mes se generalizan los apedreamientos de tranvías, con miles de cristales rotos. Finalmente, se llama al boicot el 1 de marzo y el seguimiento es abrumador (su uso no llega al 4%). El 6 de marzo, ante el temor a que el orden público se desborde, se retira el aumento y el precio del billete vuelve a ser de 0,50 pts. Pese a ello, la movilización va a más y el 12 se convoca una huelga general que se extiende fuera de Barcelona, llegando a Mataró, Badalona, Terrasa y Manresa. Se habla de 300.000 huelguistas (medio millón según la prensa extranjera).
Los enfrentamientos se saldan con entre 3 y 5 muertos y numerosos detenidos, especialmente entre organizaciones clandestinas como CNT o PSUC. Policía armada y guardia civil ocupan la ciudad y el ejército mantiene estacionados tres navíos de guerra en el puerto. La crisis obliga a la destitución fulminante del gobernador Baeza y del alcalde, Josep Mª Albert. Para unos historiadores, es el comienzo de la nueva oposición al régimen; para otros, la última resistencia de la generación de la guerra. En todo caso, la llama resurgiría pronto.