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27 de septiembre 1975. Los últimos fusilamientos de la dictadura
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CeAqua 

El 27 de septiembre de 1975, tuvieron lugar los últimos fusilamientos del Franquismo. Cinco personas fueron asesinadas como consecuencia de las 11 condenas iniciales a pena de muerte.

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Las acusaciones no pudieron probarse y la defensa de los encausados no fue justa.

Las acusaciones y los consejos de guerra:
Entre el 28 de agosto y el 19 de septiembre se producirían 4 consejos de guerra, con 11 penas de muerte.
El primero, en el Regimiento de Artillería de Campaña 63 de Burgos, en el que se juzgaba a José Antonio Garmendia Artola y Ángel Otaegui Etxebarria. El primero de ellos sería conmutado por 30 años de prisión. Ambos pertenecían a ETA y fueron acusados del asesinato del cabo del Servicio de Información de la Guardia Civil Gregorio Posadas Zurrón, en Azpeitia (Guipúzcoa) , el 3 de abril de 1974
En el segundo, celebrado los días 11 y 12 de septiembre en El Goloso (Madrid) hubo tres condenas a muerte: las de Xosé Humberto Baena, la de Manuel Blanco Chivite y la de Vladimiro Fernández Tovar. Sería efectiva la del primero de los tres. Además, hubo otras dos condenas a prisión, la primera por 30 años a Pablo Mayoral Rueda, y una de 25 a Fernando Sierra Marco. La acusación: atentado con resultado de muerte contra el policía armado Lucio Rodríguez, en la madrileña calle de Alenza, el 14 de julio de 1975.
Posteriormente, el 18 de septiembre, en el mismo lugar, serían cinco los condenados. Todos, al igual que el anterior consejo de guerra, pertenecían al FRAP (Frente Revolucionario Antifascista Patriota). Eran José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz, Manuel Cañaveras de Gracia, Concepción Tristán López y María Jesús Dasca Penelas.
Tanto José Luis como Ramón fueron finalmente fusilados.
La acusación era por el asesinato del teniente de la Guardia Civil Antonio Pose Rodríguez, en Carabanchel (Madrid) , el 16 de agosto.
El perdón para las dos mujeres llegó debido a que estaban embarazas (aunque dicen las buenas lenguas que solo una de ellas lo estaba, pero que se confirmaron ambas para salvarles la vida).
El cuarto consejo de guerra fue el 19 de septiembre en el Gobierno Militar de Barcelona. En el mismo, se juzgo a Juan Paredes Manot, Txiki, de ETA político-militar, por ell asesinato en junio de ese año del cabo de la Policía Nacional Ovidio Díaz López, durante un atraco en una oficina del Banco de Santander en Barcelona.

Las defensas:
Como ya hemos dicho, el tiempo del que dispusieron para defender a los acusados fueron de apenas unas horas. Muchos abogados colaboraron en los casos para llegar a tiempo.
En el caso de Otaegui y Garmendia, aunque se consideraba que el segundo había sido el autor material del crimen, al haber recibido varios disparos en la cabeza, tenía una lesión permanente. El abogado, Juan Mari Bandrés, consiguió que no se le ajusticiara, pero desde altas esferas se pedía sangre y se obtuvo fusilando al primero.
Además, los policías fueron al hospital para conseguir una confesión de Garmendia, pero dado su estado escribieron una declaración a la que pusieron la huella dactilar del ya comatoso Antonio, acusando a Otaegui.
Del primer juicio de El Goloso no se aceptaron ni una de las 194 pruebas que presentó la defensa. Xose Humberto estaba en Portugal en el momento del asesinato del policía en Madrid.
El abogado Juan Aguirre contó que les habían dado una copia del sumario apenas 4 horas antes del juicio. Ni siquiera pudieron hablar con los acusados. Tal y como él mismo relató en EL MUNDO TV “Los últimos fusilados-Crónica de una generación”, en la primera jornada del Consejo de Guerra, Aguirre y todos los defensores civiles fueron expulsados de la sala. «Protestamos por las irregularidades y nos sacaron violentamente. Llevaban las pistolas en la mano y nos decían que nos iban a matar. Se hicieron cargo de la defensa abogados militares que no conocían la causa, ni las pruebas, ni las declaraciones, ni las actuaciones».
Sánchez Bravo estaba en Murcia cuando se produjeron los hechos.
Resultado: García Sanz y Sánchez Bravo condenados a muerte.

En el cuarto consejo de guerra sumarísimo contra Txiki, sus abogados Marc Palmés y Magda Oranich pidieron la anulación del juicio: los testigos no le reconocieron como autor (Txiki medía 1,52 metros y habría destacado por ello) y nunca se supo qué arma fue la que mató al policía. La declaración se obtuvo con torturas y en solo 3 horas los jueces desestimaron todas las pruebas…o la falta de pruebas.

Sánchez Bravo, Baena y García Sanz fueron duramente torturados en la Dirección General de Seguridad por el comisario Roberto Conesa, y por los policías Carlos Domínguez Sánchez y Antonio González Pacheco (alias Billy el Niño). Baena relató dichas torturas en una carta.

La reacción internacional:
La reacción ante las condenas fueron inmediatas. Olof Palme, primer ministro de Suecia;el presidente de México; la Santa Sede; la entonces Comunidad Económica Europea, y miles de manifestantes en París, Roma, Oslo, Berlín o Bruselas mostrarían su inmediato rechazo. La embajada española en Lisboa fue quemada, se planteó la expulsión de España de la ONU…pero la dictadura vino como se fue: matando sangrientamente.

Los fusilamientos::
Los pelotones voluntarios de fusilamiento dirigidos por José Vega Rodríguez y José Antonio Sáenz de Santamaría estaban preparados para ejecutar su venganza.
A las 8:30 fusilaron a Txiki en un montículo en Collserola. Estaban sus abogados y su hermano. Tras los disparos de los 10 voluntarios, tuvieron que darle un tiro de gracia para matarle. El hermano recogió algunos casquillos, que entregó parte a la familia y parte a un museo.
A las 8:40 fue fusilado Otaegui en la tapia del penal de Burgos. No hubo más testigos que los asesinos que lo mataron.
A las 9:10 sería fusilado el primero en Hoyo de Manzanares (Madrid). Era Ramón García Sanz. El siguiente sería José Luis Sánchez- Bravo a las 9:30. El último, fue Xose Humberto Baena, a las 10:05. Aunque era, supuestamente, las ejecuciones eran públicas, sus familias tuvieron que seguir a las furgonetas que les trasladaron desde Carabanchel hasta Hoyo de Manzanares. Nos les dejaron acceder hasta el lugar de los fusilamientos, pero sí escucharon las descargas de los fusiles. Los que sí pudieron acceder fueron policías y guardias civiles que acudieron en autobuses, borrachos y arengando a los voluntarios del pelotón de fusilamiento. Varios de ellos, muy conocidos, vestían corbatas de colores celebrando la ocasión.
El único testigo de los mismos fue el párroco de Hoyo de Manzanares, al que obligaron a acudir para dar las extremaunción a las víctimas. Les llegaron a amenazar por no aplaudir los crímenes.
González Pacheco (Billy el Niño) era uno de los policías que se acercó hasta allí. Amenazó a un fotoperiodista que quería dejar testimonio del momento, para que no lo hiciera.

En noviembre de 2012, el Gobierno Vasco da su reconocimiento como víctimas de la violencia por motivaciones políticas a Txiki y a Otaegui, por considera que se vulneró su derecho a un juicio justo.
En junio de 2017, el Govern de Catalunya anula los juicios del franquismo y considera a los represaliados como víctimas de procesos injustos. Por ello, el único juicio anulado hasta la actualidad es el de Juan Paredes, Txiki
Exigimos que la nueva Ley de Memoria Democrática declare ilegales los juicios franquistas y repare a las víctimas.

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