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Cobo, Maria Luisa “Ignacia Cobo”


José Luis Gutiérrez


Todoslosnombres.org

Ignacia Cobo


http://www.todoslosnombres.org/sites/default/files/tln_bio_cobo_pena_ignacia_maria_luisa_jerez_de_la_frontera_cadiz_1.pdf

Anarquista de Jerez de la Frontera (1909-1936)

Ignacia Cobo Peña, nombre con el que María Luisa Cobo figura en su partida de nacimiento, nació en Jerez de la Frontera el 30 de septiembre de 1909.

Cabeza de una comarca de fuerte raigambre anarquista. En Jerez tuvieron lugar algunos de los sucesos que llenaron las páginas de los periódicos de la época y han sido objeto de numerosos estudios posteriormente. Como los llamados de “La Mano Negra” o “El asalto campesino a Jerez”. En ella vivieron y desarrollaron su labor algunos de los más conocidos militantes ácratas andaluces del primer tercio del siglo XX. Entre los que caben destacar Diego Martínez Domínguez, Sebastián Oliva o Miguel Pérez Cordón. Como de tantos otros tantos aspectos del anarquismo andaluz, carecemos hasta el momento de estudios biográficos de ellos. Los dos primeros fueron asesinados por los rebeldes en julio de 1936. El tercero murió en Cartagena durante las jornadas finales de la guerra. Desconozco la profesión de sus padres, llamados José y Ana, aunque debían ser unos modestos vecinos de la ciudad en la que, por esos años, se decía : “en Jerez, o caballo o Domecq”.

Su infancia y juventud las vivió en la calle san Luis, en una vivienda situada en las cercanías de las bodegas que tenía Fermín Aranda Fernández-Caballero. Médico cirujano y uno de los más destacados republicanos de la ciudad. Durante los años treinta se integró en el Partido Radical de Lerroux del que fue presidente provincial. Mantuvo un duro conflicto con el sindicato de Hortelanos de la CNT, que le declaró el boicot. Se le suponía masón y figuró en el registro de la propiedad expropiable elaborado durante estos años, como propietario de tres fincas de unas 500 hectáreas dedicadas al regadío y cultivos de cereales y dehesa Fue diputado por la provincia en las elecciones de junio de 1931 y, como veremos más adelante, uno de los citados a declarar durante la instrucción del consejo de guerra.

María Luisa, de estatura mediana y ojos y pelo negro, comenzó pronto a trabajar. Primero, sirviendo en casas y después en el mercado. Fue en el mundo laboral donde contactó con las ideas anarquistas, las mayoritarias entre los trabajadores jerezanos. Con apenas veinte años, asistió a la rápida reorganización del anarcosindicalismo local. En 1931 se afilió a la CNT de la que fue una activa militante. Hasta el punto de convertirse en una de las más conocidas de la localidad. Es un ejemplo de la generación de cenetistas que tomaron el relevo, durante la Segunda República, a la que había vivido los años previos a la Dictadura de Primo de Rivera. La juventud es una de las características relevantes de los cenetistas más destacados de los años treinta. Los veinte tenían Vicente Ballester, secretario local de Cádiz y después regional, Pérez Cordón o los jerezanos Guerrero, Juan Pedro González Gómez o Cristóbal Vega Álvarez, sobresalientes miembros de la FAI jerezana.

El activismo de Cobo se centró en crear un sindicato que agrupara a los dos sectores de mayor número de trabajadoras de la ciudad : confección y servicio doméstico. Antes, entre 1933 y 1934, creó un llamado “grupo mixto”. Entidad que funcionó hasta que fue desterrada a Cádiz, tras ser detenida y encarcelada durante la huelga general que paralizó a la ciudad en septiembre de 1934. Un conflicto que comenzó a fines de agosto en las bodegas. Los propietarios recurrieron al lock-out y las autoridades declararon de “utilidad pública” la vendimia. El 11 de septiembre los trabajadores jerezanos iniciaron una huelga general que se prolongó hasta los sucesos nacionales de octubre.

Este primer intento parece que fracasó por la intromisión de algunos hombres que acudieron con intenciones donjuanescas y provocaron rencillas que terminaron con su desaparición. Todo ello lo explicó la propia María Luisa en un artículo que publicó en septiembre de 1935. En él, concluyó que era necesaria la propaganda, tanto entre las mujeres como los hombres, para que desapareciera la oposición a la emancipación femenina. (……….)

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